jueves, 23 de julio de 2015

¡Estoy de vuelta!

¡Mis bloggeros! Espero que aún me lean, volví a blogspot y estoy feliz. Aunque ahora le quiero dar un toque distinto... Será corto, espero que les guste.

Sin conrazón 

 Tengo una duda, ¿realmente es posible que con 17 años todavía no me haya enamorado? ¿Puede ser que haya vivido casi dos décadas y todavía nadie despertó amor en mí? ¿Soy yo la que está mal? Me he preguntado eso miles de veces. A veces pienso que soy una planta, que soy fría, que mis expectativas son muy altas. Y esto último se lo debo a la cantidad de libros rosas que he leído, a las películas de Disney, a Hollywood, que desde pequeña me enamoraron de una versión de la realidad que no existe.
Después crecí, y por eso ahora me pregunto si soy de roca, porque no importa la edad, los daños son muchos y aunque insisto en que eso no puede influirme, es obvio que sí. Un día leí por ahí que enamorarse es algo así como una urgencia biológica, al igual que comer, dormir… Lo peor es que sí siento esa urgencia, pero ya me he dado cuenta de que inconscientemente huyo de toda situación que se pueda asemejar al amor, a una pareja, o algo por el estilo.
Pase mucho tiempo sin creer en el amor, por circunstancias de la vida, por intentos de rebeldía, por lo que fuese. Pero hoy sí, hoy sí creo en el amor, probablemente sea absurdo, el único amor que he sentido en mi vida fue por mi familia y mis perros, pero aun así no pierdo la esperanza, creo que algún día llegará alguien, al fin y al cabo, siempre hay un roto para un descosido ¿no?